La promesa de una línea
Celebro la poesía del mundo mágico que acompaña al ilustrador; así como su maravilloso color. Pero debo confesar que lo que más me sigue fascinando es como el lápiz juguetea, baila y coquetea al ritmo que se desliza con soltura sobre la hoja en blanco sólo para salpicarla de la propia esencia. Es por eso que me encanta asomarme a los bocetos como quien mira las entrañas del monstruo. En fin disfruto del garabato que discurre y se desliza a través de la mano probablemente por ser una promesa llena de potencialidad, que cada uno imagina, interpreta y reproduce desde su propio experiencia.
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