25 nov 2010

Hablando de Mascotas

¿Cómo imaginarse una tarde sin una bolita peluda en tu regazo? ¿Cómo poder trabajar sin sentir unas patitas que te recuerdan lo importante de la vida?.


Tiki, Balú y Max se han convertido día con día en el latir de A Corazón Abierto, en ese pulso que a veces no notas pero que te hace sentirte vivo.



Tiki, (diminutivo de Rikki-Tikki-Tavi, nombre proveniente de “El Libro de la Selva” y aprovechado por los scouts dentro de su mística) complice inseparable de Marce desde que era una croquetita y se iba de contrabando en la bolsa de Marce a la escuela, a la oficina y a ver clientes.



Balú, (que en realidad debiera ser Baloo, siguiendo con la mística) hermano de Tiki, que llegó un año después (como que la cigüeña andaba medio norteada) y sólo mientras le conseguíamos hogar. Sin embargo a los 3 días ya Marce no lo promovía con nadie.



Y cuando desperté, el perro seguía ahí… Así llegó Max, para quedarse. El último, espero de este trío, a quien Marce adoptó después de verlo rondar perdido por la zona en tiempos de lluvia y tras boletinarlo sin respuesta acabo por acomodarse.




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