Tiki, Balú y Max se han convertido día con día en el latir de A Corazón Abierto, en ese pulso que a veces no notas pero que te hace sentirte vivo.
Tiki, (diminutivo de Rikki-Tikki-Tavi, nombre proveniente de “El Libro de la Selva” y aprovechado por los scouts dentro de su mística) complice inseparable de Marce desde que era una croquetita y se iba de contrabando en la bolsa de Marce a la escuela, a la oficina y a ver clientes.
Balú, (que en realidad debiera ser Baloo, siguiendo con la mística) hermano de Tiki, que llegó un año después (como que la cigüeña andaba medio norteada) y sólo mientras le conseguíamos hogar. Sin embargo a los 3 días ya Marce no lo promovía con nadie.
Y cuando desperté, el perro seguía ahí… Así llegó Max, para quedarse. El último, espero de este trío, a quien Marce adoptó después de verlo rondar perdido por la zona en tiempos de lluvia y tras boletinarlo sin respuesta acabo por acomodarse.
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