6 ene 2011

Luces nuevas y una cena… con sabor a Amor

El año que termino ha sido particularmente retante para nosotros y el primero que cerramos con números rojos. Parecía que el empeño, esfuerzo y compromiso esta vez no habían sido suficientes y acabábamos el ciclo con algunas deudas interesantes por lo que para muchos lo prudente hubiera sido no generar más gastos; sin embargo teniendo la tradición de celebrar en equipo con una comida de fin de año debíamos tomar una decisión al respecto.

Después de concluir que hacer; recordé que cuando éramos novios, Marce me regaló un libro llamado “reflexiones sobre el amor” de Leo Buscaglio, quien mencionaba a su madre, que como buena italiana manifestaba mucho de su amor a través de la comida, y citaba cierta ocasión en que su padre llegó con la nueva de que se había quedado sin trabajo. Acto siguiente su madre salía a comprar viandas para después cocinar, poner la mesa con la mejor vajilla y servirle a su familia un festín. Los miembros de la familia no entendían esta reacción y menos veían algo por lo cual celebrar así que interrogaron a su madre sobre lo que consideraban una reacción harto extraña ante una mala noticia. Su madre entonces respondió que la mayoría de la gente sacaba la mejor vajilla para importantes “extraños”, ella en cambio lo había hecho para las personas que más amaba y en lo que respecta a la comida consideraba que si bien era un hecho que estaban en un tiempo de prueba y que vendrían retos, también era bueno no olvidar que estaban juntos y que los problemas se resolverían de un modo u otro pero lo importante en ese momento era apapacharse y celebrar su amor.

Nosotros de igual modo consideramos que más allá del resultado era importante reconocer y celebrar el trabajo y la dedicación de todos, al tiempo que tomábamos fuerzas y recordábamos que estamos unidos para enfrentar lo que vendría, por lo que decidimos comprar luces nuevas de navidad e irnos a festejar consentidos con una comida italiana.














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