Es uno de esos trabajos en los que uno entra más por el gusto de participar en un proyecto ambicioso, pero sobre todo en un medio nuevo como ilustrador.
Trabajamos sobre un cuento corto, de Gabriel García Márquez, “La luz es como el agua” y originalmente querían hacer un juego de positivos y negativos por lo que estuvimos haciendo muchas pruebas sobre la iluminación y el efecto del agua y sus escenarios. También trabajamos mucho sobre el desarrollo de personajes y es aquí donde entra la parte agridulce pues querían personajes sombríos, que denominaban tipo “monstruitos” presentamos varios hasta llegar a unos aprobados, pero cuando vimos el producto terminado nos topamos con la sorpresa de que habían sido sustituidos por unos solicitados a Álvaro Rocha Buitron, quien es un muy buen ilustrador, sin embargo nos quedamos con la basurita en el animo, supongo que no fuimos tan monstruosos como lo deseaban, pero hubiéramos preferido replantear los personajes cuantas veces fuera necesario hasta que fueran de su completo agrado. Ni hablar es otra experiencia y nos enriquece. A veces se gana en dinero, a veces en libertad, a veces en tiempo y otras en experiencia como en este caso.
Compartimos parte de los procesos y propuestas originales; así como el resultado final.
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